domingo, mayo 27, 2012

BTT Hoces del Duraton


Desde hacía mucho tiempo tenía programada esta ruta para la bici que, aunque pequeña en kilómetros a recorrer, preveía grande, aún sin tener para nada claro los compañeros de “pelotón”.
 A primeros de mayo, y siempre con el calendario de partidos de balonmano a la vista, decidí que el día 14 era una muy buena fecha al ser un día festivo para algunos y laborable a la vez. Se auguraba poco público en una zona con bastante carga turística los fines de semana.
Propuse la fecha con un mínimo consenso necesario para no realizar la ruta en solitario,  lejos de conocer a esas alturas como se iban a desarrollar los acontecimientos.
En principio y, como en otras ocasiones confirmados Jesús y yo. Ya teníamos excursión a la vista. En seguida vi con bastantes ganas a Carlos y a Santos, que antes de finalizar la semana ya estaban asegurando su asistencia y la de otros cuantos. Raúl pendiente de su propia despedida de soltero no pudo asistir. Charly fue el último en apuntarse. ¿El último? , no. A última hora y previas arduas consultas con los rutómetros, las curvas de nivel, el perfil de altimetría, resto de variables, pero sobre todo consultando el kilometraje de la ruta, una indecisa Paloma se apunta. Y se apunta arrastrando literalmente (poco le costo) a una presacosa Yoli que estaba deseando apuntarse a lo que se imaginaba como puro cachondeo, pero que no veía capaz de finalizar de ninguna manera.
Al finalizar la semana ya estaba definido el grupo que iba a  formarse para realizar la ruta. Jesús, Carlos, Cristian, Santos, Saúl, Sergio, Rafa,Yoli,Paloma, Carlos y el que suscribe. Once. De acuerdo con los permisos de entrada al Parque, deberíamos formar cuatro grupo y entrar cada veinte minutos. Algunas leves preocupaciones quedaron en el aire, pero serían resueltas a buen fin el día de la ruta.

Lunes. Antes de las 8:00 hr ya me encuentro colocando el maletero del coche y con bastante puntualidad aparece Yoli. Antes de las 8:30, según el horario previsto nos ponemos en marcha y así lo anunciamos por el WhatsApp en el grupo que se ha creado.  Por el camino alcanzamos a Jesús y en menos de hora y media nos presentamos en la puerta del Centro de Interpretación del Parque dispuestos a sacar nuestros permisos. Allí nos esperaban ya Santos y Saúl, ajenos a la espectacular anécdorta que montarían al final de la ruta.
A las 10:00 en punto nos encontramos preparando los correspondientes permisos de acceso al parque, tras resolver las dudas normales sobre acceso,  número de integrantes de cada grupo (3 ciclistas), y la separación entre grupos (veinte minutazos entre cada uno). Mientras tanto hay quien aprovecha para aligerar la mochila y es que venía ya muy cargada desde Madrid. Otros se divierten comprobando la previsión metereológica de la estación situada a la entrada.
Poco antes de las 10:30 ya estábamos todos en el parking descargando bicis y montado ruedas para dar inicio a la aventura del día. Enseguida iniciaba el recorrido el primer grupo formado por Carlos, Yoli y Paloma. A los “reglamentarios” veinte minutos salía el segundo grupo formado por Santos, Saúl y Sergio con algunos problemas iniciales de pérdida de teléfonos y gafas por el camino. Tras otros larguísimos veinte minutos de espera…salíamos el tercer grupo formado por Jesús, Rafa y yo. A las 10:45, para ser exactos. Por último saldría el grupo fromado por Carlos y Cristian.

Tras cruzar el puente romano de Talcano  daba inicio un estrecho camino que iba a transcurrir durante todo su desarrollo entre el río y la pared del cañón.  Los primeros metros se complicaban con zonas de rocas y alguna pequeña rampa, así como zonas muy próximas a la pared. Estos primeros pasos hicieron pensar a más de uno en un tortuoso camino dificil de completar. Nada más lejos de la realidad. El camino, siempre estrecho, iba alternando una y otra vez, pasos más técnicos con sotos, bosques galería junto al río, praderas abiertas, alguna zona de roca y estrechos pasos junto al cortado. También hubo algunas ortigas dejando buenos recuerdos y zarzas que dibujaron diversos arañazos.  Paisajes siempre espectaculares que invitaban a relajarse y pedalear con mucha calma para poder disfrutar con colores y sonidos.

No fue mi caso. Los primeros metros en compañía de Rafa y Jesús, pero con muchas ganas de rodar por este tipo de senderos, apreté el ritmo pensando en delitarme con el paisaje a la vuelta. Y disfruté de lo lindo, hasta casi caerme dos veces al río…Sobrepasamos al grupo que llevábamos delante y en algunos kilómetros más alcancé al primer grupo que estaba realizando un primer descanso.  Allí alargamos el encuentro y gracias a las indicaciones de un senderista nos acercamos a una fuente próxima en la que hicimos un primer reagrupamiento, nos refrescamos y surgieron las primeras fotos de grupo y alguna anécdota.

Nos encontrábamos alrededor del kilómetro siete, y no teníamos muy claro si el final de la “senda larga”, como así se llama este camino, estaba en el kilómetro diez o en el doce.  Ya los componentes del equipo femenino estaban pensando si continuar o, por el contrario dar la vuelta hacia atrás. Una “cómoda” Paloma anima a Yoli a seguir un poco más de recorrido. Eran las 12:00 cuando reanudamos nuevamente y nos adelantamos por el sendero Sergio, Jesús y yo. Enseguida la zona del camino se ensanchaba por el soto y tras un par de curvas aparece una explanada del río y lo que parece el final de la ruta. Unos metros más y, tras pasar bajo una carretera, aparece una zona recreativa con mesas. Es el final de la senda. Les comunico por el walkie a los rezagados la proximidad del final para que realicen un pequeño esfuerzo para finalizar. El resto del grupo va llegando mientras nos acomodamos en un gran mesa formando la primera reunión del día. Algún refrigerio, refrescos, y  comentarios y anécdotas de unos y otros. El descanso es realmente agradable y el clima y el  lugar invitan a prolongarlo pero alguien recuerda que hay que llegar nuevamente al parking antes de comer.


Como era de esperar, la salida de nuevo fue más desordenada aún que al incio y ya no se respetaron ni grupos ni tiempos de veinte minutos ni nada por el estilo. Salimos más o menos todos a la vez y los grupos se iban formando según se iban estirando las piernas de cada uno. Como había pensado a la ida, me tome la vuelta con bastante calma situándome en un grupo intermedio con Carlos y Jesús y a disfrutar del paisaje, los cortados, los buitres y el camino. Los  kilómetros iban cayendo muy cómodos aunque la tendencia  era de subida todo el camino.
Al llegar nuevamente al puente de Talcano, y dado allí se cruzaba nuestra ruta con la llamada de “los dos ríos”, les propuse a Carlos y a Jesús realizar esta ruta que después de un pequeño círculo de 5 kms finalizaba otra vez en el parking. Carlos se anima y Jesús comenta que no, que ya la hizo andando. ¡Qué canalla!!!
A partir de este momento empezó otra gran aventura de bastante más complejidad tanto técnica como física, sobre todo tras los primeros 20 kms recorridos.
 Mientras nosotros nos despeñábamos por esos cortados, se estaba gestando lo que iba a ser la anécdota del día. Y es que un confiado Saul que ya había conseguido, subido a su montura, descender por la escalera por la que iniciamos el recorrido en el puente romano, iba a repetir la hazaña e iba a dejar plasmado su momento de gloria en el video que se disponía a grabar cámara en mano Santos. Bueno, esa era la idea. El momento si que fue glorioso, sí. Un auténtico reportero narrando los hechos al momento en el que se produciían iba contando emocionado la evolución de ese ciclista encarando el tramo de escaleras, cuando tras conseguir bajar uno, dos, tres cuatro peldaños y estar a punto de conseguirlo…ocurrió lo peor que puede pasar mientras te estan grabando.HOSTIAZO. El resultado, conocido por todos los integrantes del “pelotón” dio  mucho juego el resto de la jornada,  y los días siguientes también.


Ya la señorita de la Casa del Parque puso una cara extraña cuando le pregunté si se podía hacer el recorrido de “los dos ríos” en bici. Lo que no me imaginaba era los “pasos” que ibamos a tener que sortear. Espectacular ruta, casi de dimensiones épicas. Los dos intrépidos aventureros iniciamos el recorrido bicicleta al hombro por una fuerte rampa de roca, para enseguida girar a la derecha y por un estrecho camino llegar a un bonito paraje con un presa. Parada,  alguna foto y reanudamos el camino. Enseguida el recorrido se pega literalmente a la pared del cortado y se empieza a formar una, cada vez más empinada rampa que nos obliga a bajar nuevamente. Seguimos ascendiendo en curva por una estrechísima plataforma colgada de la pared y protegidos por la derecha por una barandilla de madera. Algún tramo se estrecha tanto que nos obliga a dejar de empujar la bici en paralelo y hacerlo o bien desde atrás o tirando desde el manillar. Llegamos finalmente a un mirador de madera que volaba sobre el cortado. Desde allí, observando el fortísimo ascenso realizado, pero sobre todo viendo perfectamente las rampas de ascenso que nos quedan hasta el pueblo, nos pensamos muy mucho si continuar o dar la vuelta. Decidimos continuar. Los siguientes metros iniciaban el descenso hasta el nivel del río por unas escaleras también de madera que tuvimos que bajar, claro está, con la bici en volandas. ¡Qué divertido! Otro par de pasos de roca en los que no podías hacerlo ni en parlelo empujando y finamente el camino se “horizontaliza” paralelo al río. Llegamos a un puente que hay que cruzar y un esperanzador cartel nos anuncia que la Puerta de la Fuerza está a 500 metros. ¡Que fácil! ¡Ya casi hemos llegado!



500 metros ,no. 50 kms al menos nos parecieron esos metros. Más de 50 metros de desnivel en una interminable e incomoda rampa sobre restos de las piedras que formaron tiempos a una calzada romana. La bici, empujadola, claro, dejó de pesar 13 kilos y la fuerza de la gravedad hizo que pesara aproximadamente 40. Cuando llegamos, entendí el nombre de la famosa puerta, se quedó todo dentro, no tuvimos más remedio que parar un poco bajo ese arco y descansar para continuar atravesando el pueblo y llegar nuevamente al parking donde ya nos esperaba el resto del grupo a excepción de Sergio que se marchó al finalizar la ruta.  Paramos en una panadería y nos dejamos recomendar un buen lugar para comer.
Llegamos al parking y tras empaquetar las bicis en los maleteros de los coches nos encaminamos hacia las afueras de Sepúlveda al lugar donde nos había dicho el panadero. 

La  Fuente de la Salud se llamaba. Bonito rincón en pradera entre el cauce de un río y al lado de un gran manantial que formaba una poza en la que alguno llegó a bañarse. Agradable. Muy agradable la comida y la sobremesa por llamarlo de alguna manera. Lo que no hubo, aunque a alguno nos venía bastante bien, fue siesta. No por falta de ganas, sino porque enseguida entraron unas tremendas prisas por ir a tomar un café. Tampoco era ya mala hora para empezar a moverse. Nos encaminamos de nuevo hacia el pueblo y nos tomamos unos cafés en la plaza mayor para posteriormente iniciar el camino de vuelta hasta Madrid.
Como siempre que hago alguna ruta, ya sea de todo terreno o de bici, el camino de vuelta voy repasando mentalmente todos los intensos momentos de los que he disfrutado a lo largo de la jornada y voy imaginando cuando podrá ser la próxima. Esta era la tercera vez que disfrutaba de estos parajes y quizás no sea la última.

Por último agradecer a todos los componentes de este grupo que se formó para disfrutar de un bonito día de campo. ¡VOLVEREMOS!!!


PALOMA
YOLI
CHARLI
CARLOS
CRISTIAN
SERGIO
RAFA
JESUS
SANTOS
SAUL
JUANKAR

sábado, enero 30, 2010

Geocaching Inverso. El puente enterrado

Cuando nos planteamos ir a buscar un tesoro debemos tener en cuenta los distintos tipos de tesoros o cachés que nos podemos encontrar atendiendo a su tamaño (nano. micro, mediano, grande...). Atendiendo a su planteamiento están los tradicionales (simple coordenada a la que hay que llegar y descubrir el contenedor), los multis o multicachés, en los que una coordenada inicial te puede conducir hacia otra y esta segunda hacia otra o poner la final. Una variación de este es poner varios contenedores y en cada uno de ellos una porción de una coordenada final en la que se encuentra el contenedor o caché final. También estan los llamadas mistery en los que hay que realizar algún tipo de cálculo o adivinanza o deducción para llegar a la coordenada. Existen otros tipos, pero estos son los más utilizados. En la página oficial de geocaching se explica cada uno.


Luego está el planteamiento que cada geocacher quiere conseguir al esconder su tesoro o caché y lo que quiere conseguir el "jugador" que intenta encontrarlo. Sin menospreciar el trabajo de nadie, ya que elaborar, crear, esconder y mantener cada tesoro por pequeño que sea conlleva un valioso tiempo y cierto trabajo, personalmente prefiero un caché (me gusta más la palabra tesoro) que me lleve a un sitio pintoresco o que a la vez que practico el geocaching, me enseñe algo, lo que sea. Pude ser un castillo, unas ruinas, un antiguo poblado, un puente, un rinconcito de un bosque, un gran árbol, un mirador, un lugar personal, etc.


Queda claro que no me gusta la avalancha de micros que estamos sufriendo, aunque como dije en otro sitio es mejor para esta actividad la proliferación de tesoros, aunque sean micros, aunque en muchos casos para lo único que sirven es para subir el contador porque aportar no aportan mucho más.


El Caso del Puente enterrado



Hace un tiempo mirando el Google Earth y planificando una de las rutas de Ciclocaching y al activar la capa de Wikilock, por casualidad vi una ruta en bicicleta que finalizaba en un puente "abandonado". Estaba en una zona conocida por mí en varios paseos tanto a pie como en bici, pero nunca había llegado a verlo.¡Qué curioso! La imagen del Google Earth o Maps dejaba ver claramente la plataforma superior de un puente y los contrafuertes hacia los dos lados.




Vista del puente en el Google maps o Earth


Pero lo que me llamó poderosamente la atención es que se trataba de un puente en mitad de ningún sitio. En el límite de una tierra de labor y muy próximo al margen de un río, a unos cien metros del cauce, con una extraña orientación. Pero no se veían restos de ningún camino que se acercara hacia su plataforma superior. Tampoco parecía dibujarse sobre el terreno la traza de ningún camino que pasase por debajo del único ojo que parecía tener. Activé la capa de fotos de Panoramio del Google maps y allí estaba. Efectivamente un puente de un solo ojo, construido en ladrillo y con la parte superior en piedra o granito. no era capaz de distinguir nada más. Otra cosa que me volvió a sorprender. Parecía estar enterrado. O eso o se trataba de un puente más pequeño de lo que parecía sobre el mapa de Google. Habría que ir a verlo y comprobar la existencia de caminos y/o plataformas que llegasen a él, pero la época de lluvias que llevábamos no aconsejaban ni permitían una excursión campestre. Así que habría que ponerse manos a la obra y realizar en primer lugar en trabajo de gabinete.


Una primera aproximación con el Google maps me daban unas medidas de algo menos de seis metros de ancho por ocho de largo. Aunque se trataba de una aporximación ya podía ir haciéndome una idea.




Dado que por la zona existieron varios ramales de ferrocarril de vía estrecha, una de las primeras hipótesis fue pensar que se trataba de un paso de uno de estos trenes que viajaban por estas vegas camino de una no muy lejana fábrica de transformación río abajo. Recordaba otro puente que ví hace años en Loeches bajo el trazado del antiguo ferrocarril de los 40 días, pero este puente era de mayores dimensiones aunque el ancho era similar.


 


Puente Via Negrín en loeches


Una de las varias fotos del Puente de Loeches (Tren de los 40 días),autor Jose Luis Hernandez


Iba tomando forma la idea de la antigua vía o vía muerta, aunque el ancho de la "Vía Negrín o de los 40 días" era superior a los 60 cms de las vías de las vegas del Jarama. Siguiente paso, encontrar los trazados de esas antiguas vías. Pero aún así, ¿ era la vía la que pasaba por debajo o por arriba? ¿Qué desnivel salvaba el puente? Se podía tratar de una acequía de riego, aunque por la zona hay muchas acequias y en ningún caso son salvadas con un puente.


 



 


Como en otras ocasiones, me dirijí a los mapas históricos que nos brinda la Cartoteca del IGN. A  los mapas 1/25.000 no dan acceso, pero con los cincuentamiles creo que me será suficiente.


En este formato disponía de mapas de 1871, 1929, 1937 (variación de la República sobre el de 1929), 1952, 1968, 1991 y 2002. Suficiente cartografía para sacar algún dato, o al menos para pasar buenos ratos mirando mapas. Objetivo: buscar el misterioso puente y a a vez rastrear las vías abandonadas. Ya me encontraba en mi particular máquina del tiempo cartográfica.


Estudiando minuciosamente cada mapa, voy sacando algunas conclusiones, aunque no existe el menor rastro del puente. En la hoja de 1871, ni rastro. Ni siquiera existen aún los trazados de las vías que más tarde atravesarán estas vegas. Lo  único cercano es un camino  procedente de un pueblo, con el nombre de Camino de Madrid. Lo que si observo es que el recorrido del cauce del río Jarama ha variado a lo largo de los años considerablemente.


 


Zona del Puente sobre mapa de 1871


Es en el mapa de 1929 donde aparece por vez primera el trazado del la via de 60 cm que bajaba por el margen izquierdo del río, pero se situaba a una distancia importante para formar parte el puente de esta infraestructura. En esta hoja seguía sin aparecer ningún puente y volvía a repetirse el camino observado en el de 1871.


Como he comentado, el mapa de 1937 es una variación del de 1929 con modificaciones efectuadas por la República, como  nuevos trazados de carreteras, el trazado del ferrocarril de los 40 días y alguna modificación más. A pesar de presentar interesantes datos, no me aporta nada a lo que ando buscando en este momento.


Es en el mapa de 1952 cuando empiezan a verse significactivos cambios en la zona que me ocupa. Los caminos han cambiado de trazado. Han desaparecido algunos, otros han aparecido y la vía continúa cruzándose varias veces con los caminos en pasos supuestamente a nivel. Lo distinto de este mapa es el antiguo camino a Madrid. No solamente cambia su representación de color negro a rojo intermitente. También varía su trazado y denominación. De Camino a Madrid (o de Madrid) que aparecía en hojas anteriores, ahora se denomina Carretera abandonada. El trazado cuando se acerca hacia nuestra "zona cero" taambién se ha modificado considerablemente. Ya no gira hacia el norte al llegar a las proximidades del Jarama, sino que sigue con la dirección que traía hasta el mismo cauce y hasta lo que puede ser un vado,  por la representación sobre el mapa y porque al otro lado del río continuaba otro camino.


 


Mapa de hoja del año 1952


La hoja de 1968, por su parte, sigue representando los mismos caminos y trazados, y a pesar de ser mucho más parca en toponimia parece querer dibujar un par de puentes bajo el trazado de la carretera abandonada en las proximidades de nuestro objetivo y otros dos más hacia el sur. Al estar esta hoja mucho más limpia de representaciones como tipos de cultivo y demasiados nombres por todas partes, parecen apreciarse mejor los detalles. Estos me hacen volver nuevamente a la hoja de 1952 en busca de estos puentes puesto que la "carretera" ya existía. No solo ya existía, sino que ya estaba "abandonada". Demasiados colores y detalles en tan poco espacio no dejan ver con claridad, aunque quizás un cambio de tonalidad en el rojo discontínuo del trazado de la carretera esté representando un puente. Lo que está claro es que en la zona delimitada, aún sin calibrar los mapas han existido el trazado de una carretera y un puente.


Detalles en hoja de 1968


 




Veintitrés años después la hoja de 1991 nos presenta una situación casi actual del terreno. Los caminos dibujan su trazado presente. La antigua carretera ha desparecido en su último tramo girando hacia el oeste antes de la última curva que presentaba su anterior trazado, y ya viene representada como un camino. El trazado de la vía, ya en desuso, se dibuja ahora como un camino intermitente. Ni rastro de puentes. El cauce del río presenta su actual recorrido.


Va siendo hora de calibrar mapas para  empezar a ubicar las cosas en su sitio.


 


Después de pelear con PDF's, formatos, JPG's, compresiones de fotos, DATUM de mapas, coordenadas, meridiano cero de Madrid, y no se cuantas cosas más, al final se me ocurrió una manera fantástica de calibrar los mapas de la cartoteca, pero es secreto
Después marqué sobre el GoogleMaps un punto encima del puente y me descargué el archivo en formato KML. Ya en el Oziexplorer con el mapa abierto y moviéndome sobre el perfectamente calibrado coloco el WPt que he generado en el Google.
Este es el primer resultado sobre el mapa de 1929



Bien, parece que la cosa se va situando correctamente.
Aún así hago la comprobación a la inversa. Es decir el Wpt que se me ha dibujado sobre el mapa en el Ozi, lo exporto de nuevo a formato Earth, por el tema de los datum y las transformaciones automáticas que realiza el programa en la transferencia de datos.
Correcto. Se dibuja en el google a unos diez metros que se pueden asumir.


El resultado sobre el mapa de 1952 ya es DEFINITIVO, como cabía esperar a estas alturas.



El puente (Wpt) se dibuja perfectamente sobre la traza de la, ya conocida, carretera abandonada.


 


Como comentó Almanzor en el foro, tenía razón, al menos en parte. Los "puentes" del mapa seguramente sean "tajeas" o "alcantarillas". Aclaro los significados de los términos.

Tajea:  Puente pequeño en un camino, hecho para que por debajo de él pasen las aguas o una vía de comunicación poco importante.

Alcantarilla: Según la tercera acepción del diccionario: poco usado tajea (? puente pequeño). Puentecillo en un camino hecho para que por debajo de él pasen las aguas o una vía de comunicación poco importante.

Una edición algo más antigua, nos dice aproximadamente lo mismo, pero nos puede aportar algo más en este caso.




Concretamente el que nos ocupa fue concebido para la misma función, pasando por debajo parte del cauce del Jarama en esa curva que produce en Rivas tras pasar el camino de Mejorada. Una complicada zona, con numerosas variaciones en su trazado a lo largo de los años y muy afectada con las abundantes crecidas del río.

En esta foto parece apreciarse las rieras que forma el propio cauce y cómo una de ellas se encamina directamente hacia el puente.





Y aquí la  misma imagen, pero a vista de pájaro, con perspectiva y tomada desde encima del cauce del río



Parece que ya se van aclarando las cosas. Una carretera desde Velilla, sobre el antiguo trazado del Camino de Madrid y una "variante" que se construye en algún momento hacia el oeste y que se dirije directa al cauce del Jarama. Pero no hay puente sobre el río.Quizás se tratara de una carretera de acceso a las por entonces abundantes zonas de baños y recreativas de un río aún sin contaminar y en el que se podía disfrutar de actividades como baño, natación, pesca, o simplemente pasar un día de descanso en el fin de semana.

En cuanto me sea posible me acerco, saco uns fotos y dejo el Geotesoro. En cuanto esté publicado en la página oficial, tendréis noticias.

Pero....¿Realmente no existió puente sobre el Jarama? ¿Cuando se constuyó la carretera?¿Por qué se abandonó? ¿Llegó a construirse?...


 


La solución definitiva nos va a llevar a un texto (por llamarlo de algún modo) en el que se van a mezclar datos obtenidos "googleando" con suposiciones sacadas de esos textos y de la observación de los mapas, las fotos disponibles en la web y también la observación sobre el terreno. Todo ello tras una "investigación" y sin más datos que los que se pueden obtener libremente en internet, sin mayor pretensión que el pasar un buen rato y generar la ocultación de un tesoro para Geocaching. Sin duda se me ha despertado la curiosidad, pero la falta de tiempo y el encontrarme con textos protegidos por los famosos derechos de autor, pero sobre todo lo primero, me han impedido continuar, de momento, la investigación.


En artículo aparte las conclusiones.


 
















 

miércoles, marzo 11, 2009

Plazas de Peñaranda


Peñaranda de Bracamonte se encuentra situada al nordeste de la provincia de Salamanca, a unos 40 kms. de Salamanca y a escasa distancia del límite con Ávila; con una extensión aproximada de 23 km cuadrados y una altitud de 899 m. sobre el nivel del mar.

Es probable que Peñaranda naciese entre los siglos XII y XIII repoblada por gentes de Peñaranda de Duero, dándole su nombre de origen. En el siglo XV se la conoce con el nombre de Peñaranda de Cantaracillo y posteriormente del Mercado. El nombre actual se debe a la concesión por Felipe III del título de conde de Peñaranda a Don Alonso de Bracamonte en 1602.

Peñaranda situada en un cruce de caminos entre el eje Norte-Sur de la Cañada Real de las Merinas extremeñas y el este y oeste de los caminos de arrieros que viajaban de Salamanca hacia Madrid, se convirtió en un centro importante, otorgándosele por Juan I la concesión de un mercado semanal (1370), motor económico de Peñaranda desde sus inicios.

Historia completa en documentos en PDF pinchando aquí








Conjunto Histórico
Plazas de Peñaranda




El origen del conjunto de las tres plazas, declaradas Conjunto Histórico Artístico en 1973, está claramente vinculado al mercado semanal y a su evolución desde que Juan I concede a la villa el privilegio de celebrarlo.

Desde ese momento, los peñarandinos han visto cómo las plazas de Agustín Martínez Soler, de la Constitución y de España, enlazadas entre sí y porticadas al más puro estilo castellano, nacían y sufrían ampliaciones y reformas que han modificado su aspecto y funciones: el ayuntamiento cambia de ubicación dos veces; se amplía la Iglesia de San Miguel; aumentan las dimensiones del mercado; se celebran espectáculos taurinos; se instala el quiosco de música y se inaugura el edificio del Centro de Desarrollo Sociocultural de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez en lo que antes fue cárcel y jugado. Actualmente, las tres plazas ocupan un lugar central en la vida de la ciudad. En ellas se mantiene el mercado y se concentran los distintos servicios comerciales, municipales, administrativos y culturales.



Más información, fotos, videos, historia, sobre Peñaranda y sobre este conjunto histórico pinchando aquí


Web del ayuntamiento con completa información sobre monumentos, rutas turísticas, restaurantes, historia, fotografías, etc., aquí


El caché


Se propone un paseo por Peñaranda de Bracamonte, especialmente por sus plazas. En cada una de ellas habrá que observar o anotar algunos datos que nos van a conducir hasta la coordenada final en la que se encuentra un microcaché.

El recorrido es libre y no es muy largo, siendo necesario pasar por las tres plazas que forman el conjunto histórico más la llamada Plaza Nueva, más moderna y solemne, recordando quizá un patio de cuartel.

No olvideis llevar algo para anotar en el libro de visitas.



Recorrido propuesto


Plaza 1 de Agustín Martínez Soler


Wpt N 40° 54.175 W 005° 12.063

Plaza 2 de la Constitución
Wpt N 40° 54.144 W 005° 12.036

Plaza 3 de España
Wpt N 40° 54.079 W 005° 12.028

Plaza 4 Plaza Nueva
Wpt N 40° 54.088 W 005° 12.183




WebCam

Cámara situada en la fachada del edificio del Centro de Desarrollo sociocultural de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez.

Emitiendo desde enero de 1999, es la primera webcam de Castilla y León y nos ofrece en tiempo real una vista de la Plaza de España de Peñaranda de Bracamonte las veinticuatro horas del día.

Enlace a la webcam aquí



Teneis la posibilidad de fotografiaros en esta plaza con la webcam y dejar la foto en el log como muestra de vuestra visita. Se puede hacer de dos maneras. A la "antigua usanza" llamando a alguien que este conectado o pueda conectar a la dirección http://www.fundaciongsr.es/webcam/ampliar5.php y hacer un "imprimir pantalla" (alias pantallazo) y luego guardar la imagen. La otra forma es visitar esta plaza y localizar la webcam en la fachada del mencionado edificio y "posar" en una hora en punto. El propietario de la cámara (fundacion Germán Sánchez Ruipérez http://www.fundaciongsr.es ) tiene un registro de fotos de cada hora y podeis acceder y descargarla en este enlace http://www.fundaciongsr.es/webcam/frames.htm. Se elige la fecha de la visita y la hora (en punto, repito) y ya está. Dejo muestra en el log.

También se puede registrar la visita a esta plaza en waymarking en este enlace con los mismos usuario y password que en la web de geocaching.





Wpt final

N 40º 53.ABC W005º 12.LMN



Donde podemos averiguar cada valor de dos formas.


A= numero de hierros verticales de la escultura central de la plaza nueva + 1, o bien
Nº de postes que sujetan el tejado del templete +1

B= nº bolas que sujetan un banco en plaza 1, o bien
nº de torres que tiene el escudo de la puerta de acceso al alto del templete menos 2

C= nº de caños con forma de dragón en plaza 1, o también
Nº de puertas de acceso a la plaza nueva

L= nº de bancos de ladrillo y granito en portada sur de plaza 2, o lo que es igual
Nº de ventanas redondas en el "cuerpo" del templete

M= 1+nº de faroles en plaza 2, contando como una la que pueda tener varias bombillas, o bien
Nº de postes que sujetan el tejado del templete menos 1

N= nº de aves sobre una mano de granito en plaza 1, y también
Puertas de acceso orientadas al sureste en plaza nueva

lunes, diciembre 22, 2008

Ruta de las Ganas o Invernal por la Sierra




Hacía ya mucho tiempo que no realizábamos una ruta . Lo más parecido fue la subida al Monte Gorría que hice con Juanma en el mes de mayo, recorrido que por otra parte íbamos a repetir en el día de hoy.

La previsión meteorológica ofrecida el viernes auguraba un domingo con un poco de sol y un 50% de probabilidad de lluvias con temperaturas en ascenso. Posteriormente el tiempo empeoró según lo previsto.

Ya el viernes por la tarde anocheciendo, al entrar por el camino de Cillán hacia el pueblo, tuve el primer contacto con la “tierra”. El camino estaba anormalmente encharcado y embarrado para ser un camino de buen firme y bien compactado. Empecé a pensar que íbamos a tener una bonita jormada de barro. Fue el sábado por la noche de vuelta de Chamartín por el camino de Orihuelos cuando pude cerciorarme completamente de cómo estaban los caminos. Así se lo comenté a Juanma el sábado por la tarde cuando quedamos definitivamente. “Mañana vamos a divertirnos”. La nevada de la pasada semana, junto con las abundantes lluvias durante los últimos días habían dejado los caminos no ya con barro, sino completamente encharcados.

Aunque la había montado la noche anterior, la instalación de la emisora me retrasó más de lo previsto e inicié la marcha con poca seguridad sobre su buen funcionamiento. Después no sería el único con problemillas electrónicos e informáticos.

Faltaban pocos minutos para las diez y media de la mañana cuando llegaba a la altura del hotel Los Cuatro Postes, frente al WPt0, y vi a Juanma que me hacía señas y que se dirigía a tomar café junto con Ecquo, Amparo, y Valentín y Juani que finalmente pudieron venir.

Durante el café decidimos la ruta, ya que llevaba dos posibilidades. O bien bordear la Sierra por la derecha desde la carretera de Martiherrero hacia Marlín, Bularros y Villaflor o bien repetir la ruta de las Encinas, pero ahorrándonos el primer tramo que iba paralelo al Adaja por el valle Amblés. Optamos por la segunda y nos pusimos en marcha después de comprar pan en la gasolinera.

El primer tramo de enlace por carretera hasta Padiernos fue una sucesión de problemas con las emisoras y las PDA’s y GPS. No funcionaban emisoras, “yo te oigo”, “pues yo no escucho a Juankar y antes sí”, “al que no escucho bien es a Paparruchi” decía otro. Pues no me carga el mapa la PDA, yo no veo el track que hicimos el año pasado y ya tendría que verlo; no se enciende el GPS…En Padiernos, antes de iniciar la subida a la Sierra pudimos ajustar, con mayor o menor fortuna, todos los cacharros, y realizamos el resto de ruta con pequeños problemillas de comunicación o con el micrófono de la emisora en la mano y suelto del “ladrillo” como fue mi caso. Llegamos a la conclusión de que la falta de uso los había “desengrasado”.

Atacamos el primer tramo de subida, abriendo el grupo el Suzuki, cerrando el Terracan y en medio los dos Sorentos bien “abrigaditos” y en previsión de posibles complicaciones ya que los dos llevábamos ruedas de carretera. El ascenso hasta las casas de Montefrío se realizó sin mayores complicaciones por caminos que en alguna ocasión recordaba. Pasado el pequeño poblado el camino empeoraba ligeramente e iban apareciendo algunas rampitas empapadas que hacían coger carrerilla para superarlas. También iban apareciendo algunos “restos” de la nevada de la semana anterior. Superamos la primera cima del día, con alrededor de 1450 metros e iniciamos el descenso hacia Sanchorreja por una pista bastante rota en la que tuvimos que prestar mayor atención con la gran cantidad de piedras que íbamos sorteando. Hasta el momento, y dado la altura de los caminos, no se habían presentado problemas con el barro, pero esta situación iba a durar poco, muy poco. Y así al finalizar la “trialera” de bajada hasta este pueblo y tras cruzar un pequeño río se nos presentaba una rampa para salir hasta la carretera que nos conduciría hasta Balbarda. La pinta de la rampa era inconfundible y los culeos que daba Juanma según iba subiendo no ofrecían lugar a dudas. Y por detrás alguno deseoso de echar un eslingazo. Le indiqué a Juanma que avanzara un poco más ya que iba a ser necesario tomar bastante “inercia” y se había quedado en lo alto de la rampa. Inicié la subida y, según lo previsto empezaron a patinar las cuatro ruedas. Sin excavar más de lo necesario, pero sin soltar gas, fui contravolanteando a un lado y a otro para “morder” los laterales de las roderas y de esta forma conseguí llegar hasta el final. El siguiente era Valentín y su Sorento también bailó lo suyo subiendo la rampa. Sin embargo Ecquo, no creo ni que salpicara de barro los montantes de las ruedas. Tras la primera “experiencia” del día enlazamos por carretera hasta Balbarda donde paramos a realizar un almuerzo como mandan los cánones de las rutas todoterrenas.

El día estaba empeorando por momentos y el aire y frío que empezaban a ser molestos nos hicieron que finalizásemos más pronto de lo deseable el picnic. No sin antes habernos metido un hornazo, chorizo, queso, caldito y callos calentitos, chips varios, sándwiches, regados con su bota de vino y algo más que me olvido.

Recogimos la mesa e iniciamos un pequeño tramo que nos iba a meter en la pista de ascenso al parque eólico de la Sierra de Ávila y que nos iba a elevar hasta su pico más alto “Las Navas” por aquí conocido como “Tío Blanco” o como dice Juanma “el Abuelo”. En este corto tramo es donde un servidor metió la pata. En concreto dos patas, las dos de la izquierda. Esta pista que une Balbarda con San Juan del Olmo tiene un primer tramo perfectamente mantenido por el tránsito de las explotaciones ganaderas y en el que no nos encontramos con mayores dificultades que algunas vacas en mitad del trazado. Cuando el camino se separa a la derecha e inicia la subida empeora considerablemente. Las fuertes y abundantes lluvias de los últimos meses junto con las nieves de la pasada semana han dejado huella. Al ser caminos a considerable altura no se encuentran embarrados pero el agua al buscar su rápido descenso hacia cauces más bajos rompe el terreno, caminos incluidos formando esas zanjas o rieras que dificultan el paso.



Estas zonas, o bien se sortean, si hay espacio suficiente hacia alguno de sus lados o bien se trazan bajo el vehículo con una rueda a cada lado de la zanja. Y de esta forma empezó Juanma el trazado de la más grande hasta ese momento de las rieras que habíamos superado. Aunque había paso por su izquierda imité la maniobra presuponiendo la ausencia de problemas. No fue así. Cuando iba aproximadamente por la mitad vi a mi derecha que el terreno había cedido un poco y giré un poco pero manteniendo la zanja por debajo. O eso intentaba. Mientras advertía de la dificultad del paso por la emisora, no me dio tiempo a terminar la frase iniciada. – “Cuidado con la zanja que ha abierto el agua que es bastante….¡me he caído!!! ¡¡me he caído!!!. El resto del equipo se bajó de sus coches y se acercaron a ver la situación. El terreno había cedido haciéndome caer toda la parte izquierda dentro de la zanja. La situación desde dentro parecía más comprometida, pero enseguida y con las indicaciones de los demás pude sacar el coche de este atolladero y sortear el paso por su izquierda como hicieron los otros tres que iban detrás de mí. El siguiente paso de parecidas características y en el que Juanma tuvo sus más y sus menos ya ni siquiera lo intenté y buscamos los dos sorentos un paso alternativo. De nuevo Ecquo atravesó sin inmutarse.


Enseguida conectamos con la pista que ascendía a todo lo alto de la Sierra y para allá que nos encaminamos. La pista estaba realmente resbaladiza, ya que era de una tierra bastante arcillosa y estaba totalmente empapada. Tanto la subida como la bajada había que acometerlas con especial cuidado sobre todo en algunas zonas especialmente escurridizas. En poco tiempo nos colocamos en la cima, pero el fuerte viento y el frío que se habían levantado nos impidieron poder disfrutar de las vistas que se pueden observar desde allí arriba. En otro rato de bajada nos colocamos en la carretera de San Juan de Olmo (antiguo Grajos) y desde allí hasta Solana ya que no habíamos reservado comida en ningún sitio y al menos los pinchos estaban asegurados. Desde Rinconada Juanma nos “mete” por unos caminos bien surtidos de barro y un vadeo que hacen que nos divirtamos un poquito antes de comer.

Quizás la comida hubiera estado algo mejor si se hubiese preparado con mayor antelación, pero alguna carencia fue perfectamente suplida con los habituales comentarios, recuerdos de las experiencias del día, y la improvisada y emocionante charla que se generó en torno a unas cervezas primero y después durante la comida y sobremesa.

Sobremesa que tuvo que ser interrumpida cerca de las cinco porque teníamos que buscar unos tesoros, al fin y al cabo a eso habíamos venido ¿o no?


¡Qué carreras! Me quedé en último lugar porque, evidentemente, yo conocía la ubicación de los tesoros. Pero es que no me daba tiempo ni a llegar. El primero el de la Peña del Cuervo, en el que Ecquo equivocó el camino y le tuve que “sacar” por la emisora de un huerto en el que se había metido. No dio tregua. Cuando ascendí a lo alto de la zona de la Peña ya había firmado en el libro y ya estaba de vuelta. –“Vamos ahora al Castro que Juani tiene ganas de conocerlo” . Hacia allí nos dirigimos y mientras yo llegaba la puerta del Castro de Chamartín con Paparruchi, Manolo y Juanma se fueron en busca del segundo tesoro de la tarde, eran las seis aproximadamente. Allí , aparte de una visita exprés que habrá que completar en otra ocasión, fuimos testigos de lo que para mí es una bonita experiencia y que era la segunda vez que lo disfrutaba. El anochecer dentro de esa ciudad de hace veinticinco siglos rodeado por esos callejones y esas estructuras de grandes moles de granito, junto a los túmulos funerarios y todo ello en un entorno natural espectacular de montes y encinas,…lo dicho un gran espectáculo. El aire estaba calmado y la visita se hizo muy agradable. Al salir, el inicio de una fuerte racha de viento soplando entre las copas de las encinas nos hizo pensar que se nos caía el cielo sobre nuestras cabezas. Con el cielo completamente oscurecido y tras reencontrarnos con los geobuscadores que ya habían cosechado otro éxito, de nuevo nos encaminamos hacia el tercer y último de la tarde. Otra vez con cierta premura nos dirigimos hacia el poblado de San Cristóbal y con un poco (muy poca) de ayuda, Manolo llega hasta un punto en el camino en el que para y se baja andando, mas bien corriendo, hacia la zona del Tesoro.


El resto del grupo va bajando de los coches y linterna en mano seguimos la luz de la linterna de Manolo que ya parece que ha descubierto algo. Al ser una zona menos resguardada que el Castro de Miranda y estar ya la noche más cerrada, el frío nos invita a que nos marchemos. Y lo consigue. Nos encaminamos a tomar el último refrigerio del día y tras un poco más de entretenida charla llega la hora de despedirse y el retorno para Madrid de Manolo y Valentín. Al día siguiente lo haremos Juanma y yo mismo, seguramente con muchas más emociones en el camino (léase caravana de tres horas, niebla, lluvia, etc.).

Un bonito día que me ha servido para relajarme un poco de una temporadilla bastante estresante en el curro, para reencontrarme con gente que no nos veíamos desde hace…., ya ni me acuerdo y sobre todo para pasarlo bien. Y que sepáis que las enganchadas han sido aposta, porque hay que darle un poco de color a la ruta. (ejem).

miércoles, mayo 28, 2008

Cambia el perfil de la Sierra - Molinos en el Tío Blanco

El puente de mayo, dando una vuelta por la cara sur de la sierra, nos encontramos con unos paisanos en Balbarda. Les preguntamos por el camino de San Juan del Olmo, que era nuestro destino inicial, pero también nos comentaron cómo estaban abriendo los caminos que subían hasta el mismo Tío blanco y cómo iban las obras para la instalación de los molinos de viento en la Sierra. Inevitablemente, y sin saberlo, nos topamos con la pista que subía hacia el “techo de la Sierra de Ávila”.

Ya desde la segunda portera del término de Balbarda pudimos observar al mirar hacia lo alto, dos retroexcavadoras en la cara sur del monte Gorría, realizando un espectacular relleno. Después de recorrer unos kilómetros por una bonita zona desconocida para nosotros, tras una portera de alambre salimos a lo que se reconoce perfectamente como la traza de una futura carretera. Al mirar hacia el norte se puede observar casi toda la obra y la verdad es que asusta. La primera impresión es de destrozo. Se puede divisar cuatro o cinco retros. Al menos media docena de camiones naranjas de los de vaciado y algún enorme dumper de esos que se veían en las minas a cielo abierto y últimamente en las obra de urbanizaciones. A pesar de que somos conscientes de que este camino nos va a subir hasta lo más alto de la sierra, el sentimiento y los comentarios y silencios por la emisora denotan que no estamos convencidos del todo y la idea de ver las explanadoras y excavadoras rompiendo literalmente el campo no nos ha gustado. Según vamos ascendiendo, podemos distinguir los espacios que van a ser ocupados en un futuro no muy lejano por cada molino y el camino sigue subiendo. Es increíble los metros cuadrados que ocupa la base de un solo molino. Para hacerse la idea de la cantidad de metros cúbicos de tierra que se están moviendo es necesario ver la ejecución de la carretera. Luego, una vez esté terminada, no se aprecia de igual forma.


Tras alguna corrección de trayectoria nos colocamos en los 1.600 junto a las primeras excavadoras, y tras alguna maniobra salvando el desnivel que veíamos desde Balbarda, nos presentamos junto al Tío Blanco a 1.730 metros. Las vistas son maravillosas, al menos hasta ahora. Dentro de poco la vista será otra muy distinta. Si seguimos el rastro de las estacas que marcan el replanteo de la carretera, nos indican que van a continuar por la cara norte del Gorría. Así han visto ya desde Pasarilla las máquinas amarillas en lo alto.

Solamente me queda desear que el total de la Sierra, que algún municipio, que alguna comunidad o algún particular en su defecto reciba beneficios económicos de tal gigantesca obra y se pueda beneficiar alguien de este cambio tan radical del perfil de la Sierra de Ávila. Desconozco totalmente la vida útil de un aparato de estos, pero, cuando finalice ésta, ¿quién va a subir a desmantelar la chatarra?



Durante el camino de bajada pensaba que la próxima vez que suba al Tío Blanco lo haré seguramente pisando asfalto y no sé si me agrada del todo la idea. Al menos podremos subir a jugar cuando caiga un nevazo, como apuntó Juanma.

sábado, mayo 24, 2008

Escondiendo Tesoros


Puede parecer inevitable el que la afición a buscar tesoros por los distintos parajes que nos proponen otros jugadores nos anime a crear los nuestros propios. Esto es hacia donde ha evolucionado esta afición en mi caso, sin dejar de seguir encontrando otros tesoros siempre que el tiempo y los quehaceres me lo permitan.
Tenía hace tiempo en la cabeza la idea de esconder un tesoro. Y ¿dónde iba a esconderlo? Evidentemente en alguna zona conocida y que no me fuese muy difícil plantear, a la vez que “ofrecer” algún rincón pintoresco o interesante. Por la Sierra de Ávila no faltan lugares merecedores de una visita, ya sea simplemente por sus paisajes o por la gran cantidad de yacimientos de civilizaciones antiguas.
En un principio pensé en crear un multicaché que enlazase dos zonas. Las elegidas fueron la Peña del Cuervo en el cerro del Cogote y el yacimiento de un antiguo pueblo medieval situado en la dehesa de Las Henrrenes. El nexo de unión entre ambas no lo veía claro. Solamente se me ocurría el vínculo visual, es decir, desde un lugar se veía el otro, y la coincidencia toponímica de Rioalmar. De cualquier forma fui ordenando cada lugar por separado, imaginando las posibles ubicaciones y el desarrollo para unir uno con el otro. Lo que no tenía tan claro era cual de los dos debía ser el primero y cual posterior. Iba, también recopilando pequeños objetos como llaveros, pequeños juguetes, estuches con bolígrafos y algún otro cacharrillo, además de otros obtenidos en algún tesoro. También tenía dos Bichos viajeros o travel bugs. Todo preparado. Unicamente faltaba darle forma a la exposición para unir físicamente ambos lugares. En un momento determinado decido que no va a ser un multicaché sino que van a ser dos tesoros diferenciados. Primero porque cada lugar es por sí solo lo suficientemente peculiar para ser visitado. Cada uno ofrece un entorno distinto pero atractivo y cada uno conserva su pequeña historia, aunque San Cristóbal data del siglo XII o antes y la Peña…, bueno la Peña del Cuervo siempre ha estado allí y también cuenta con historia propia.
Todo en orden.
Desde un principio barajé la posibilidad de crear un tesoro en el Castro de la Mesa de Miranda. Uno de los castros de la cultura vetona más importantes, sino el más importante por tamaño y por sus peculiaridades y además situado en un entorno privilegiado a la vez que conocido por mí. La idea la fui abandonando a la vez que otras como la ermita de los pinares de Arévalo por su lejanía. Pero ¿cómo no iba a plantear un tesoro en este lugar mágico en el que han habitado pueblos hace al menos 25 siglos?
¿Qué más me daba preparar dos que tres? Dicho y hecho. Ya tenía tres tesoros. La serie “Entre la Sierra y La Moraña” estaba en marcha y con las ubicaciones definitivas de San Cristóbal de Rioalmar, La Peña del Cuervo y el Castro de la Mesa de Miranda en Chamartín.
Preparé tres robustos contenedores con tubería de PVC con tapas ciegas y de rosca y también preparé unos “tuper ware” por si acaso los anteriores no podía ocultarlos de manera satisfactoria.
El fin de semana del primero de mayo fue el elegido para unas maratonianas jornadas de preparación, visita a los lugares escogidos y ocultación de tesoros. Ese mismo fin de semana también realicé una ruta en 4X4 y visitamos otros dos cachés.
El resultado, aparte de dos intensos días en el campo, son estos tres tesoros que podéis ver en mi web o en la página oficial de geocaching y que podéis descubrir sobre el terreno si os apetece visitar esta zona de la provincia de Ávila.
…Y quien sabe…quizá la serie no haya finalizado.

Puedes seguir mis tesoros en mi web www.juankar.es en la sección de geocaching o bien en la página oficial de geocaching www.geocaching-hispano.com