Todo viajero necesita de un mapa para poder ver hacia dónde se dirige, dónde está su destino final, e intentar interpretar dónde se encuentra en cada momento y aplicar, si procede una corrección del camino para llegar a buen fin. Antes de que se extendiesen los GPS tipo Tom Tom, lo normal era llevar en la guantera del coche un mapa de carreteras y en la mayoría de los desplazamientos nuestro copiloto nos iba narrando, como hoy lo hace esa melosa voz, los cruces del camino y las direcciones a tomar. Esto era lo normal en los desplazamientos por carretera y de hecho hoy día es una muy buena opción y alternativa al omnipresente navegador, pero cuando salíamos al campo la cosa era un poco más complicada.
Muy lejos quedan ya aquellos días en los que salía al campo con una hoja 50.000, con una regla y una brújula como todo equipamiento para “posicionarme”. Bueno también llevaba un altímetro barométrico, pero nunca me acordaba de calibrarlo a la salida. Sin ningún conocimiento en cartografía ni topografía ni nada por estilo me defendía como podía y aunque a veces trabajoso,era divertido. En las zonas con cierto desnivel me manejaba más o menos bien, pero cuando nos fuimos a los Picos de Europa, entre tantísimas curvas de nivel, la verdad no veíamos ni los caminos y nos movíamos por instinto siguiendo el camino o las indicaciones de algún montañero. En las rutas, aparte de las hojas “cincuentamiles” , utilizábamos en algunos casos un rutómetro. Estos rutómetros nunca llevaban posiciones GPS ni coordenadas ni nada por el estilo. ¡Increible! Realmente no me explico cómo llegábamos al final de la ruta, teniendo en cuenta experiencias posteriores con toda la tecnología a bordo. A “golpe de rutómetro” me he atravesado Gredos (después he repetido con GPS junto a Ecquo), la sierra de Malagón, varias con el club Suzuki Madrid (desaparecido, creo), alguna por Madrid, Ayllón Guadalajara…
Otra forma de ejecutar rutas era con la literatura de alguna publicación acompañada de un croquis o mapa esquemático (Ver foto ) Hace años las rutas de las revistas eran todas así y no traían ni siquiera un rutómetro. La verdad es que era más complicado seguirla. De esta guisa he atravesado, no sin complicaciones, los Picos de Europa, desde Caloca, Fuentes Carrionas hasta Ledantes (unas 5 horas navegando sin rumbo cierto), Macizo Central , Cosgaya, Espinama, Aliva hasta Sotres. También hicimos todo el camino de Santiago con este “sistema”.
Hoy en día utilizo otros métodos para planificar cualquier salida al campo, como veremos.
Conceptos básicos para la interpretación de mapas aquí.
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